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Recuerdos de Gardel en Azul






acido en Toulouse (Francia) el 11 de diciembre de 1890 y fallecido en Medellín (Colombia) el 24 de junio de 1935, es Patrimonio de la Humanidad, figura emblemática del Ser Argentino en cuyo homenaje se instauró el “Día del Tango” y el “Día del Cantor Nacional”. Sus composiciones musicales continúan con una vigencia inexplicable cautivando a los públicos más diversos y su breve pero intensa carrera actoral inició un camino para la cinematografía argentina.

Azul también lo recuerda con una calle, un monumento y un barrio que lleva su nombre.
Más de un siglo ha transcurrido desde su primera visita, cuando aún formaba dúo con Francisco Martino. Eran tiempos de cantar en circos y escaparse de los hoteles sin pagar. En abril de ese año 1912 había grabado sus primeros discos para el sello Columbia, pero su nombre aún resultaba desconocido y las escasas menciones de los diarios alteraban su apellido Gardes por Gardex, Gardez, Gardell y muy esporádicamente, el Gardel que lo inmortalizaría definitivamente.


En busca del crecimiento artístico, incorporaron nuevas voces formando un cuarteto de corta vida pero grandes enseñanzas. El cuyano Saúl Salinas pronto los abandonó y Gardel, Razzano y Martino  bautizados como “Terceto Nacional”  siguieron cantando y ese mismo año 1913 visitaron Azul, centro geográfico y cultural de la Provincia. Aunque todavía breves, las crónicas periodísticas que merecen son más frecuentes y halagüeñas que el año anterior.

Martino fue el próximo en desertar y Gardel y Razzano se consolidaron en un dúo que alcanzaría una fama insospechada. En 1917 iniciaron una importante etapa discográfica en el sello “Nacional Odeón” y en 1918 realizaron una gira que llegaría hasta Santa Rosa (La Pampa), pasando nuevamente por nuestra ciudad. El tango-canción recién estaba sentando sus bases, por cuanto el público disfrutó del arte criollo que los cantores ofrecieron a dúo (cuecas, zambas, chacareras, valses) y también se lucieron como solistas interpretando estilos: Razzano con su voz de tenor y Gardel con su registro de barítono.  Aunque compartían la gira con Roberto Firpo y eran números independientes, dejaron un registro discográfico curioso y transgresor: El estilo “El Moro” que Gardel interpretaba como solista, fue ejecutado por la orquesta de Firpo en tiempo de tango y el dúo Gardel-Razzano sólo cantó el estribillo –al mejor estilo de los años ’40- con el agregado de armoniosos silbidos.




La crónica del Diario “Del Pueblo” –que a su vez reproduce la de su colega de Tres Arroyos- es por demás explícita en cuanto a las expectativas del público azuleño en aquella oportunidad:

“Cinema Social.
Con motivo del próximo debut en ésta, de los cantores nacionales Gardel-Razzano y de la aplaudida orquesta criolla de Roberto Firpo, que se presentarán en la noche del 24 de octubre en el salón del Cinema Social, el diario “La Voz del Pueblo” de Tres Arroyos, hizo los siguientes comentarios de estos renombrados artistas y que a continuación reproducimos:
La concurrencia enorme que llenaba la sala del “Americano” nos hizo presagiar desde el primer momento que la fama de que venían precedidos el dúo Gardel Razzano (…) El dúo Gardel-Razzano realiza una obra artística a plena luz y en medio del entusiasmo que precipitadamente va despertando en el auditorio.
Son irreemplazables folkloristas del canto argentino (…) los intérpretes Gardel-Razzano estuvieron a una altura admirable. Confesamos que aquel rasgueo magistral de la guitarra alcanzó el mérito de electrizar nuestras fibras más sensibles (…)
Cediendo a repetidas instancias del público, el mismo dúo ejecutó el vals peruano “Aurora”, pieza de exquisita composición y de matices sumamente delicados.
En la segunda parte de la audición la orquesta de Firpo….”
El anuncio del estreno de estos maestros del canto criollo y del no menos ponderado autor Roberto Firpo, ha despertado en el seno de nuestra sociedad inmenso interés y tanto es así, que muchísimas familias han mandado reservar localidades.
Los precios que regirán para estas noches, serán los siguientes: Platea, $ 1,20; Palcos con 4 entradas, $6; Tertulia, 0,80.”

Atrás quedaban las giras en tercera clase. Para entonces, nuestros cantores ya contaban en su haber presentaciones en Uruguay, Brasil y Chile. Habían conocido a Enrico Caruso y Gardel había protagonizado en 1917 la película muda “Flor de Durazno”, bajo la dirección de Defilippis Novoa, que se proyectó durante muchos años. En  Azul, el Teatro Español la ofrecía a su público en 1921 con un éxito clamoroso.

En 1922 el dúo se presentó en el escenario del Teatro Español, con el acompañamiento de sus guitarristas José Ricardo y Guillermo Barbieri. El tango había ido ganando espacio y, simultáneamente, la garganta de Razzano afrontaba problemas imposibles de resolver. El representante artístico era un señor llamado César Chicchi, de la Empresa Cairo Film. Sus escasos conocimientos del idioma dificultan la comprensión de sus escritos, pero sus aptitudes comerciales no han de haber sido pocas ya que fue representante de figuras como Mario Pardo, Roberto Firpo y otras no menos notables.

La presentación de los artistas tuvo lugar los días 15 y 16 de abril, pero la repercusión se vio eclipsada por el asesinato de la familia Banks, ocurrido dos días más tarde. Considerando el nivel social que frecuentaba –que incluía el Jockey Club-, es de suponer que Mateo y Gardel pudieron haberse conocido e incluso, compartido algún brindis o conversación circunstancial. Pero dejando de lado las conjeturas, lo cierto es que el terrible crimen acaparó la opinión pública y el recuerdo de la actuación de Gardel no ocupó el lugar que merecía.
En este viaje los artistas se hospedaron en el antiguo Hotel Argentino, ubicado en la esquina de las actuales calles Yrigoyen y Burgos, donde hoy se encuentra un negocio de venta de calzado. Por esta razón sitúo en esta oportunidad la visita de Gardel a la confitería de enfrente, cuyo nombre alternó entre “Colón” y “Torras”, ya que una hija del dueño me relató por los años ’80 que su señor padre le había referido tal anécdota.

En 1925 Gardel vio peligrar su futuro artístico cuando su amigo y compañero abandonó el canto por problemas en sus cuerdas vocales. Sin embargo, le significó un nuevo comienzo: París lo coronó “Le Roi du Tango” en 1928 y comenzó su carrera en el cine sonoro de Buenos Aires en 1930 con una serie de quince scketchs y en 1931, en Francia contratado por la empresa Paramount para cuatro películas.
Gardel ya no era sólo un cantor de tangos sino una estrella internacional que había trascendido la música porteña, incorporando a su repertorio canciones francesas y napolitanas y, a su equipo de trabajo, al inigualable poeta brasileño Alfredo Le Pera, hecho que marcó un hito en la historia del tango.

La última vez que visitó nuestra ciudad  fue el 16 de mayo de 1933, cuando se presentó en el Teatro Español acompañado de cuatro guitarristas: Barbieri, Riverol, Pettorossi y Vivas. No pocos testigos recordaron que debió interpretar tres veces el tango “Silencio”, que cantó sin micrófono e hizo entrar gratis a un grupo de jóvenes que no disponían de dinero.

El lunes 15, el diario “Del Pueblo” lo anunciaba en un recuadro breve y conciso:
“CARLITOS GARDEL.
El astro máximo de la canción porteña, Carlitos Gardel, se presentará mañana a la noche en la sala del Teatro Español para ofrecer una sola función en su jira triunfal por la república.
Carlitos Gardel que sigue siendo el mejor cantor nacional, solo actuará por la noche ofreciendo las canciones de más actualidad y entre las cuales se hallará su última producción “Silencio”, que tan admirablemente interpreta.
Antes de Gardel se pasará por la pantalla la película sonora “Los misterios de Chicago”

Estuvo pocas horas en Azul, se hospedó en el Hotel “Colón” de Juan Cordeu y concedió un breve reportaje a la revista “Nuevo Ritmo” que lo describe “observando cómo un obrero colocaba los adoquines en la calle 9 de Julio”. Esta sola imagen muestra la sencillez que siempre ha caracterizado a Gardel y sólo las grandes figuras tienen.

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"Para la simpática revista 'Nuevo Ritmo', sinceramente Carlos Gardel. (16-05-33)

Éste fue el comienzo de su última gran gira en nuestro país. Como despidiéndose del público que lo había acompañado desde sus primeras aventuras con Francisco Martino, siguió hacia Olavarría, Coronel Pringles, Bahía Blanca, Punta Alta, Coronel Dorrego… Una temporadita en Buenos Aires y la visita a otras ciudades del interior. Y así, otra vez… Hasta que el 7 de noviembre se embarcó en el “Conte Biancamano” rumbo a Europa primero y luego a Estados Unidos, ya para no regresar.

***

No todas sus visitas respondieron a compromisos contractuales. El hipódromo, inaugurado en 1914, fue un poderoso motivo para que Gardel se hiciera algunas “escapadas”, sobre todo cuando actuaba en localidades vecinas que carecían de pistas hípicas. No sólo lo atraía el espectáculo de la carrera y la adrenalina de las apuestas, sino el mundillo del stud, el asado con “el peoncito que le habla al crack”,  el olor a caballo. Así, sus amistades en este ámbito fueron numerosas aunque no trascendieron por no pertenecer al ambiente de la farándula. Un indicio de vínculo turfístico con nuestra ciudad es la intención devender “para Rosario o Azul” su caballo “Guitarrista”, según carta de 1934 de su apoderado Armando Defino.

Entre las amistades locales de Gardel se ha podido documentar la de Amadeo Piazza y Sra., en un autógrafo que data de finales de los años ’20. En 1930 Gardel realizó una importante gira por el interior de la Provincia de Buenos Aires pero no actuó aquí porque se estaba refaccionando la entrada del Teatro Español. Si bien es posible que Amadeo Piazza haya viajado a otra localidad exclusivamente para ver una actuación de Gardel, el hecho de que  el original de esta fotografía se encuentre en Buenos Aires demuestra que tenía sólidos vínculos afectivos –como para obsequiar o legar un autógrafo de Gardel- que en aquellos tiempos sólo se lograban a través de largos y frecuentes viajes, nada extraño por otra parte, en familias pudientes.

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"A mis amigos Amadeo y Elena Piazza - Carlos Gardel"

Otro “privilegio” que nos vincula a Gardel es el de haber visto circular por nuestras calles lacarroza fúnebre que llevó sus restos desde el Luna Park hasta el Cementerio de La Chacarita. Apenas transcurrido un lustro del accidente de Medellín, el azuleño Francisco Juan Lionetto la adquirió por $1.800 a la Casa Iribarne de Bs. As. Cuando la empresa cerró sus puertas, el carruaje fue deteriorándose poco a poco hasta su destrucción definitiva.
Por las razones mencionadas –y otras muchas, que exceden los lineamientos planteados para este trabajo-, espontáneamente, casi como una necesidad, surgió en 1969 el “Centro Carlos Gardel del Azul” con el objetivo de erigir un monumento que expresara en forma concreta y artística la admiración de la comunidad toda.

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Y Azul acompañó esa inquietud ante los ojos asombrados de quien esto escribe que, de tanto preguntarse quién era ese Gardel del que todos hablaban, terminó hablando de ese Gardel por el que cada vez se pregunta menos.


Pero aún en medio del vertiginoso ritmo de vida, de una comunicación globalizada, de un lenguaje y un vestir tan diferentes, sigue sorprendiendo al mundo cantando cada día mejor.


Ana Turón
Azul, mayo 1 de 2014